Ir al Mercado Victoria es siempre una buena opción, pero cabe destacar que, además, es apostar por Córdoba. Nuestra herencia gastronómica, tradición y los mejores productos de la provincia riegan la oferta de sus distintos puestos. A las pruebas me remito:
El arroz con rabo de toro de O’pulpiño. Uno de los más pedidos en este stand, dónde el pulpo cocido o el ceviche le echan un pulso cada día, pero no siempre ganan. Este giro a uno de nuestros platos más tradicionales suele cautivar la vista y el olfato de todo aquel que cruza cerca de este rincón.
La pastela de Bocaito andalusí. Este plato es uno de los más vendidos del mercado, no en vano obtuvo el primer premio en Califato Gourmet en 2018. Se trata de un hojaldre relleno de carne que mezcla lo dulce y lo salado con un toque de canela. ¡Atrévete a probarlo! Repetirás.
La patata rellena de Bujalance de Mil Sabores. Una receta en auge y sin embargo, aún por descubrir para muchos. Este plato sencillo de patata y carne, que nació en plena posguerra, te sorprenderá. Un extra: los zumos o smothies, hechos en el momento, con frutas y verduras de nuestra huerta cordobesa.
Los flamenquines, versión mini, de La Croquetería. Crujiente, en solo tres minutos y sin aceite, te sirven el rico flamenquín cordobés en un tamaño ideal, que hace que además de lo conocido, quieras seguir probando, por ejemplo, las croquetas de cordero con miel y canela, de venado, de gambas al ajillo (las más vendidas)… Imposible no pecar y pedir más.
Los salmorejo y la mazamorra de La Salmoreteca. Versiones de un clásico, el salmorejo, ideales para abrir boca o acompañar con cualquier otra opción del mercado. Cuidado con la mazamorra, conozco casos cercanos de gente que la incluye semana sí, semana también, entre sus habituales. Es adictiva.
El salpicón cordobés de La Pescadoteca. Con marisco y verduras frescas y recién hecho, cada día. Ese es el secreto de uno de los platos cordobeses más sencillos, pero sabrosos, que triunfa y está entre los más vendidos de este puesto. Otra recomendación: el plato estrella, la ensaladilla de gambas.
El jamón de Los Pedroches de COVAP. No descubro nada nuevo si simplemente me remito al inconfundible sabor de una loncha de auténtico ibérico, veteado, recién cortado a cuchillo y muy fino… En fin, ya saben, “las penas con pan son menos“, pero con jamón casi se olvidan. No me olvido de sus cartuchitos con taquitos de ibéricos, aptos para todos los bolsillos, listos para llevar y acompañar cualquier bebida.
Los vinos, aceites y quesos cordobeses de La Vinoteca. A una despistada como yo, tener a mano un lugar con un horario amplio de apertura (incluso en fines de semana) en el que, además de poder saborearlos ‘in situ’, vendan este tipo de productos le soluciona más de una situación comprometida: cena improvisada, regalo de última hora… etc.
El pastel cordobés y los manoletes de Panea. Un clásico para llevar o tomar, que además cuenta con una versión que me gusta especialmente: el pastel cordobés mozárabe, un pastel cordobés de los de siempre pero con una decoración que lleva miel, pasas, almendras y piñones. Toda una delicia.
Fuente: Sabores de Córdoba